Gran parte de la actividad sexual de las parejas que conviven
es "sexo rutinario". Relaciones sexuales que pueden ser muy afectivas, pero que
necesariamente carecen de la pasión que se siente en los primeros encuentros con
una persona nueva. Las parejas que conviven ven apagarse por momentos los fuegos
de los primeros tiempos y asisten un poco desconcertadas a una sucesión de
relaciones sexuales un poco insípidas. Esto no tiene nada que ver con el amor
que puede seguir desarrollándose y ser más intenso de lo que era en los
comienzos. Es solo que pasa el tiempo y lo que era novedad ya no lo es y si se
le suman las rutinas del trabajo; los chicos y mantenimiento de la casa, no hay
romanticismo ni pasión sexual que resistan tanta presión y tanta familiaridad.
Es ahí donde la aparición y el mantenimiento de las fantasías pueden ser una
interesante manera de recuperar erotismo.
¿Qué son las fantasías?
Las fantasías sexuales son productos de la imaginación que
todos somos capaces de crear. Desde la infancia en más, la mayoría de la gente
tiene fantasías sexuales que sirven para una variedad de funciones y que pueden
despertar una amplia gama de reacciones. Algunas son placenteras y excitantes
mientras que otras pueden resultar desconcertantes y hasta incomodas. Una
función esencial de la fantasía en la adolescencia es servir como ensayo, verse
realizando acciones sexuales que aun no han transcurrido; por eso el adolescente
pasa largo tiempo imaginando diferentes escenas eróticas con personajes de la
ficción o con alguien conocido al que le resulta difícil acercarse.
El uso adulto de la imaginación sexual es muy variado. Muchas
veces es usada para inducir o aumentar la excitación sexual, cosa que puede
suceder en solitario cuando no hay un compañero disponible pero también es común
que sea usada durante la actividad sexual con alguien. Otros la usan para
incrementar la excitación y convertir la situación actual, en una más
apasionada. Las fantasías pueden aumentar tanto los aspectos fisiológicos como
los psicológicos de la respuesta sexual, de muchas maneras: contrarrestando el
aburrimiento, focalizando los pensamientos y sentimientos (borrando
distracciones o presiones), mejorando nuestra propia imagen, etc. Las fantasías
sexuales también promueven un ambiente seguro para dejar ir la imaginación y que
surjan con fuerza los sentimientos sexuales. Son seguras porque son privadas y
ficticias: la privacidad asegura que las fantasías no serán descubiertas
mientras que el aspecto inventado de las fantasías nos libera de responsabilidad
y nos permite jugar con ellas. Y como somos el director de la escena, podemos
suspenderlas abruptamente si no nos gustan o cambiarles el rumbo. Las escenas
fantaseadas, si bien solo son excursiones de la mente, ayudan a encontrar
excitación, aventura, autoconfianza y placer.
De esa manera se recrean escenas que pasaron y armamos otras
con cosas que deseamos pero no hacemos, por que no nos atrevemos; o porque nos
asustan; o porque simplemente queremos que permanezcan como fantasías. Alguna
gente las tiene más desarrolladas y otros no.
Parece que en general los hombres fantasean más que nosotras,
pero las mujeres también fantaseamos J. Money, un experto en sexualidad, dice
que todos desarrollamos un "mapa de amor", un mapa mental que tiene las
características del amado y también las actividades sexuales y afectivas que nos
resultan más eróticas. Ese mapa es como las huellas digitales de la personalidad
sexual de cada uno de nosotros, las cosas que nos excitan sexualmente son únicas
si bien es cierto que compartimos gran parte de ellas con el resto de las
mujeres y otro tanto les sucede a los hombres. Las fantasías sexuales completan
el mapa de amor agregan las pistas que le faltan pero por sobre todo
"entretienen la cabeza", permiten que nos concentremos en las sensaciones
placenteras, sin censuras y aumentando la posibilidad de excitación erótica. La
fantasía y el deseo sexual a veces pueden aparecer juntos y ser el motor que
enciende la escena sexual. Pero también se ha comprobado que la gente con bajo
deseo sexual, tiene pocas fantasías sexuales y muchas veces se benefician usando
y construyendo fantasías de manera positiva.