Petting es el término que utilizan los anglosajones para
denominar ese abanico de juegos que enriquecen las relaciones sexuales.
Hablar de sexualidad humana es hablar de personas, de seres.
De ella y de él. Tanto en cuanto a sentimientos como en cuanto a sentidos. De
fisiología y de emotividad. De pasión y de voluntad. De razón y de sinrazón. Es
hablar de nosotros.
Petting es el termino que utilizan los anglosajones para
denominar ese gran abanico de juegos, caricias, masajes, y lo que se nos ocurra,
que rodea las relaciones sexuales
Esto enriquece en dos líneas igual de importantes, la
sensitiva o física, y la emocional. Hay una relación directa entre la cantidad
de tiempo que se dedica a la estimulación propia y de la pareja y el placer
sentido. Asimismo, es sabido qué tanto la mujer como el hombre necesitan a mayor
edad mayor estimulación, variada y diversa, para alcanzar un nivel de excitación
suficiente que proporcione una respuesta satisfactoria. Cuanto más tiempo se
dedique a la estimulación propia y de la pareja, tanto más placentera será esa
relación, y, llegado el orgasmo, tanto más intensamente se vivirá. Desde un
punto de vista emocional, el darnos ese tiempo para un contacto más provocador e
insinuante, antes, y más delicado y relajante, después, nos brinda la
oportunidad de comunicarnos, de llegar a la pareja y de que ella llegue a
nosotros. Porque no debemos olvidar que ante todo, es comunicación, y la
comunicación no es siempre verbal. Las caricias, los pellizcos, los besos, los
suspiros, una ducha “a dos”, un masaje con aceite de bebés..., todo vale dentro
de esa comunicación, dentro de ese petting.
El hecho de que siempre se haya afirmado una mayor demanda de
petting por parte de las mujeres, tiene su razón de ser en dos causas. Por un
lado, un mayor grado de emotividad intrínseco a la feminidad –patente en los
diferentes instintos más antropológicos. Y por otro lado, debido a una más lenta
y prolongada Fase de Excitación de la Respuesta Sexual Humana en la mujer –
lubricación y acomodación de los genitales como receptores.
Concluyendo, todo el tiempo y dedicación que asignemos a los
preámbulos y prolegómenos de nuestras relaciones de pareja – válido y aplicable
a la autoestimulación- es una inversión de frutos asegurados, tanto emocionales
como físicos.