Hay personas que se enamoran siempre de personas que necesitan ayuda, pero no
para amarlas sino para sentirse útiles y queridas.
Si la pareja no te importa no te impliques, si no te afecta de alguna manera
no es una relación armónica y madura, que es el ideal al que todos aspiramos.
La coodependencia más común es la de una pareja en la que unos de sus miembros
sufre una enfermedad o una adicción, el otro dedica su vida a cuidarle y a
ayudarle pero sin dejar que se cure completamente, ya que, lo que da sentido a
su vida es sentirse útil y necesitado.
Esto explica que hay personas que tienen un rasgo común en todas sus
relaciones, siempre se enamoran de alcohólicos, personas sin trabajo que
hay que mantener, personas que necesitan algún tipo de ayuda.
Esto es una lucha en que cada uno ejerce su forma de control del otro
asumiendo papeles de víctima o de salvador. Los expertos coinciden en que
quien está inmerso en una relación de coodependencia, nunca se da cuenta de
ello por sí mismo, corresponde a un tercero desde fuera la responsabilidad de
hacerlo evidente.
La coodependencia puede provocar también una serie de síntomas psicosomáticos
inespecíficos, dolores de cabeza, desarreglos digestivos menstruales, insomnio
o trastornos psicológicos o enfermedades como la depresión, la obesidad, la
bulimia. Los primeros síntomas de alarma serían no estar a gusto, no sentirse
feliz, no querer llegar a casa, no sentir deseo. Ante esto siempre cabe
preguntarse a uno mismo que me pasa.
El temor de comprometerse
El miedo a la intimidad, al compromiso, a la dependencia amorosa que hoy día
se da con mucha frecuencia es también un tipo de relación dependiente. Hay
muchas personas que cuando les surge el deseo, la atracción por alguien o se
enamoran les aparece automáticamente el miedo a la dependencia, al compromiso.
Suelen darse estas situaciones en personas con experiencias anteriores
dolorosas y frustradas o en personas con padres separados.